La lavandería a través de los tiempos

De la Prehistoria a la Antigüedad

Este artículo forma parte de nuestra breve serie "La lavandería a través de los tiempos". La última vez, echamos un rápido vistazo a la fascinante evolución de la colada a lo largo de los siglos. En esta segunda entrega, analizamos las primeras pruebas de las prácticas de limpieza de la ropa que nos ha dejado la historia. ¡Que aproveche!

 

Prehistoria

Por definición, el periodo prehistórico es anterior a la historia documentada. Esto significa que, por desgracia, nuestros antepasados no nos dejaron ningún consejo práctico sobre cómo limpiar las pieles de mamut lanudo. Sin embargo, la ausencia de pruebas no es prueba de ausencia y sabemos que los factores clave necesarios para lavar la ropa estaban presentes en la prehistoria:

 

En general, los humanos prehistóricos tenían acceso a sustancias limpiadoras naturales como arena, ceniza o grasa animal, así como a plantas con propiedades jabonosas; tenían acceso al agua en forma de ríos, lagos y manantiales naturales; tenían acceso a rocas y madera con las que golpear o frotar la ropa para deshacer las manchas; y tenían acceso al sol cálido para secarse al aire libre. Sin embargo, el estilo de vida nómada y a menudo precario de la época probablemente significaba que tener prendas limpias no era una preocupación importante.

 

Antigüedad

Las civilizaciones antiguas se interesaban más por la higiene que sus predecesoras prehistóricas. Los antiguos babilonios parecen haber sido los primeros en utilizar jabón natural; la receta más antigua está inscrita en una tablilla de arcilla de alrededor del 2800 a.C. Los antiguos egipcios utilizaban jabón elaborado con una combinación de aceites animales y vegetales y sal, junto con natrón, un álcali mineral que actuaba como agente purificador. En la antigua China, la ropa se lavaba con cenizas obtenidas de plantas y conchas, que servían como potente detergente natural.

 

Los antiguos griegos valoraban mucho la limpieza y se les atribuye la invención de una forma muy primitiva de ducha, pero fueron los romanos quienes acabaron dando nombre al jabón. Según la leyenda, el agua de lluvia que bajaba del monte Sapo, donde se sacrificaban animales, se mezclaba con grasas animales y cenizas de madera para formar una mezcla que resultaba beneficiosa para la ropa y la piel.

 

Pero los romanos no se detuvieron ahí: también desarrollaron el antepasado de la lavandería. Conocidos como fullónicas, estos establecimientos sumergían la ropa sucia en grandes cubas llenas de agua y orina, cuyo alto contenido en amoniaco funcionaba como limpiador natural, junto con natrón y diversos tipos de arcilla. Los trabajadores, llamados fullones, pisoteaban la ropa mientras estaba en remojo para extraer el máximo de impurezas. Después se escurrían, se secaban al sol, se cepillaban e incluso se blanqueaban con una fina tiza blanca llamada tierra de Cimol.

 

En conclusión, aunque los avances tecnológicos han hecho que el proceso de lavado sea más rápido y práctico que antes, el proceso en sí existe desde hace casi tanto tiempo como la ropa.

Siempre joven

Cómo mantener la ropa en perfecto estado año tras año

¿Te has propuesto algo para 2025? ¿Hacer más ejercicio o dormir más, procrastinar menos o consumir menos azúcar? Un propósito que vale la pena plantearse es cuidar mejor la ropa. ¿Por qué? Porque con la atención adecuada, puedes alargar la vida útil de tus prendas, lo que significa que puedes conservarlas más tiempo y reciclarlas más fácilmente. Tus acciones también tendrán un impacto positivo en el planeta: consumirás menos agua y electricidad y generarás menos residuos. Sigue leyendo para conocer algunas formas sencillas y sostenibles de prolongar la vida útil de tu armario.

 

Consejo nº 1: limpiar o no limpiar

¿Lavas la ropa después de cada uso? Probablemente no le haga falta. El exceso de lavado es una de las formas más seguras de acelerar el envejecimiento de las prendas. La necesidad o no de lavar la ropa depende de su tipo y uso. Por ejemplo, los calcetines deben lavarse después de un solo uso, pero las prendas de abrigo, como los jerséis, pueden llevarse varias veces antes de tener que lavarlas.

 

Consejo nº 2: tómatelo con calma

Algunas prendas, como la ropa deportiva o la ropa de trabajo más resistente, necesitan una limpieza a fondo. Pero para las prendas de uso diario, como camisas y vaqueros, el ciclo suave a 30 °C es la mejor opción si quieres mantener tu ropa tan bonita y colorida como el día que la compraste.

 

Consejo nº 3: apueste por la otra cara de la moneda

Es posible que sepa que la ropa con elementos decorativos como lentejuelas o diseños estampados debe lavarse del revés, pero lo que quizá no sepa es que todas las prendas se benefician de esta técnica. Al poner la ropa del revés, la superficie frontal experimenta menos fricción, lo que contribuye en gran medida a prolongar la vida útil de la prenda.

 

Consejo nº 4: arremánguese

Para sus prendas más delicadas, prefiera el lavado a mano. La lencería, las medias y los tejidos finos deben mantenerse alejados de la lavadora para evitar que se estiren, encojan o estropeen. Sólo tienes que llenar el fregadero o un recipiente similar con agua fría, añadir detergente suave y dejar en remojo durante 15 minutos. Frote suavemente, aclare bien y pase un rodillo o una toalla limpia y seca para absorber el exceso de humedad. Cuélgalo para que se seque.

 

Consejo nº 5: no te pases

El calor y la fricción de la secadora pueden acortar la vida útil de la ropa debido a la decoloración, la formación de bolitas o el encogimiento. Aunque la etiqueta de tu ropa indique que es posible secarla a máquina, procura utilizarla con moderación. Una opción más sostenible es el secado en tendedero al aire libre, al sol, o en un tendedero interior. Los colores brillantes y la forma conservada serán tu recompensa.

 

Para más consejos sobre el cuidado de su ropa y sábanas favoritas, visite nuestra sección especial sobre tejidos.

La lavandería a través de los tiempos

Breve panorámica

¿Alguna vez se ha preguntado cómo se limpiaba la ropa hace un siglo, hace dos siglos o incluso hace mil años? Si es así, ¡no se lo pregunte más! Este artículo ofrece un breve resumen de la fascinante evolución de la colada a lo largo de los siglos. En futuros artículos se analizarán más detenidamente los momentos clave de la historia de cómo el lavado de la ropa fue evolucionando con el tiempo y adquiriendo gradualmente las características que hoy nos resultan tan familiares.

 

Prehistoria

Desde que la humanidad viste ropa, esa ropa ha necesitado limpieza. Mucho antes de la invención de cualquier tipo de lavadora, la primera solución era simple y llana: los cursos de agua locales. Durante miles de años, la gente sumergía la ropa sucia en ríos, lagos y arroyos, la empapaba con productos de limpieza como ceniza, arena y grasa animal, y la golpeaba contra las rocas para descomponer y eliminar la suciedad y las manchas. Un poco primitivo, quizá, pero eficaz.

Antigüedad

Civilizaciones avanzadas como Egipto y Roma tenían sus propios métodos de limpieza. Los egipcios recurrían al aceite y al natrón, una sal mineral conocida por sus propiedades purificadoras, mientras que los romanos sumergían la ropa en grandes barreños llenos de agua y de cierto fluido corporal conocido por su pH neutro. Las prendas se restregaban de diversas maneras y se golpeaban con herramientas de madera hasta que quedaban suficientemente limpias. Los romanos incluso desarrollaron el equivalente antiguo de las lavanderías llamadas fullónicas para dar servicio a la clase alta.

Edad Media

El lavado medieval se realizaba a menudo en fuentes públicas o lavaderos comunales, que también eran importantes centros de interacción social. Se preparaba jabón artesanal con diversas mezclas de ingredientes como lejía, grasa animal, hierbas, cenizas y amoníaco, mientras que las manchas difíciles se frotaban o se sacaban a golpes de las prendas con tablas de lavar y paletas de madera. Los que disponían de medios para evitar las duras exigencias físicas de estas tareas tenían a su disposición lavanderas a sueldo.

SigloXIX

La Revolución Industrial elevó el nivel de vida y aumentó la disponibilidad de jabón preenvasado para la colada y de tablas de lavar fabricadas en fábricas, lo que facilitó el servicio de lavandería. Aunque la primera patente de una "lavadora" data de 1691, la mayoría de los modelos fabricados enel siglo XIX eran variaciones de una cuba de madera con una manivela de metal accionada a mano y escurridores formados por dos rodillos que exprimían el exceso de agua. Las lavanderías comerciales disponían de modelos que funcionaban con vapor, pero eran demasiado aparatosos para el uso doméstico.

SigloXX

Por fin, hacia 1910 se presentó la primera lavadora eléctrica. Equipada con un tambor metálico giratorio que podía cambiar de dirección y evitar así los enredos, se comercializó bajo la marca "Thor". Las lavadoras producidas comercialmente gozaron de una popularidad creciente a lo largo delsiglo XX, impulsadas por sucesivas innovaciones y mejoras como los distintos ciclos de lavado, los detergentes sintéticos, los suavizantes y las secadoras de interior.

SigloXXI y más allá

Con la lavadora bien establecida como un pilar doméstico, las innovaciones recientes se han centrado en la comodidad, el rendimiento, la conectividad y la sostenibilidad. ¿Qué le espera a la querida lavadora? La inteligencia artificial y las tecnologías inteligentes ya están mejorando la experiencia del usuario y no cabe duda de que seguirán haciéndolo, hasta el punto de que a los usuarios del mañana seguramente les costará creer que hacer la colada antes no era tan sencillo.

 

 

No olvides la decoración

Prolongar la vida de la decoración de tu hogar es más sencillo de lo que crees

¿Cuándo lavó las cortinas por última vez? ¿Y los cojines? Es fácil olvidarlo, pero los objetos decorativos deben lavarse. Esto es aún más cierto para las personas alérgicas al polvo o al moho, ya que la mejor forma de mantener alejados estos alérgenos es mediante una limpieza regular. No se deje intimidar por el delicado aspecto de sus cortinas y cojines; un simple vistazo a la etiqueta de cuidado le permitirá saber rápidamente el método de cuidado apropiado para cada artículo. Después, sólo tiene que seguir los prácticos consejos que le ofrecemos a continuación.

 

Cortinas

La forma de lavar las cortinas dependerá de su material. Las cortinas grandes y pesadas y las confeccionadas con tejidos especiales, como seda, brocado o terciopelo, deben lavarse en seco. La mayoría de las cortinas pueden lavarse a mano.

  • Retire con cuidado las cortinas de la pared y libérelas de ganchos, clips o pesos.
  • Sacuda bien las cortinas al aire libre para eliminar el exceso de polvo y suciedad.
  • Busca una palangana suficientemente grande (la bañera funciona bien) y llénala de agua fría.
  • Añadir un detergente suave, asegurándose de que se ha disuelto completamente antes de añadir las cortinas.
  • Sumerge las cortinas en el agua jabonosa y déjalas en remojo durante unos 15 minutos.
  • Agite suavemente las cortinas en el agua, prestando especial atención a las manchas.
  • Aclarar abundantemente con agua clara.
  • Elimine el exceso de agua apretando suavemente o secando con una toalla. Algunos tipos de cortinas pueden introducirse en la lavadora sólo con el centrifugado, pero asegúrese de comprobar primero la etiqueta.
  • Si tus cortinas aguantan bien el planchado, plánchalas en horizontal cuando aún estén algo húmedas, prestando mucha atención al calor de la plancha.
  • Cuelgue las cortinas para que se sequen en vertical, preferiblemente al aire libre.

 

Cojines

Los cojines y almohadas decorativos rara vez se limpian con la misma frecuencia que las fundas de almohada normales, pero pueden sufrir más desgaste que las almohadas de la cama. A continuación te explicamos cómo mantener las almohadas decorativas limpias, esponjosas y con un olor fresco:

  • Si su cojín tiene una funda extraíble, es posible que pueda lavarse a máquina. Si es así, elige el ciclo delicado.
  • Si su funda de almohada es desenfundable pero no se puede lavar a máquina, puede llevarla a la tintorería o lavarla a mano, dependiendo de lo que indique la etiqueta.
  • Si su cojín no tiene funda extraíble, puede lavarlo a mano en un cubo o barreño con agua tibia y detergente suave.
  • Dejar en remojo unos 10 minutos y frotar suavemente, prestando especial atención a las manchas.
  • Aclarar abundantemente.
  • Exprima el exceso de humedad, utilizando una toalla seca si es necesario.
  • Si su almohada se puede secar en secadora, séquela a fuego lento junto con una pelota de tenis para evitar que se formen grumos en el relleno.
  • Si no puede utilizar la secadora, coloque la almohada en un lugar cálido y soleado y déjela secar al aire.

 

Para más consejos sobre el cuidado de su ropa y sábanas favoritas, visite nuestra sección especial sobre tejidos.

Manténgalo cubierto

Consigue que tu colchón dure más cuidando su funda

Todos sabemos que dormir es importante. Tan importante que una persona media pasa durmiendo hasta un tercio de su vida. Teniendo esto en cuenta, un colchón de alta calidad es una inversión inteligente... que merece ser cuidada. Aquí es donde entra en juego la funda de colchón. Si desea mantener su colchón libre de humedad, suciedad y cualquiera de las manchas que los que tienen niños seguramente conocen, entonces una funda de colchón es la respuesta. Sin embargo, teniendo en cuenta su papel como protector antimanchas, toda funda de colchón necesita un lavado. A continuación le ofrecemos algunos consejos para garantizar que su funda se mantenga en forma y siga prestando su fiel servicio durante el mayor tiempo posible.

 

Cubiertas extraíbles incorporadas

Algunos colchones, sobre todo los infantiles, están hechos de un núcleo de espuma con una funda incorporada que se puede cerrar. Por lo general, estas fundas se pueden quitar y lavar siguiendo las instrucciones de la etiqueta.

  • Limpieza en seco si es necesario.
  • Si se permite el lavado a máquina, retire con cuidado la funda y métala en la lavadora, preferiblemente sola.
  • Utilice un detergente suave y el ciclo "normal" con la temperatura más alta que permita la etiqueta (generalmente 40°C o menos). Si te preocupa matar bacterias o virus, prueba a utilizar un detergente antibacteriano.
  • Cuelgue la funda del colchón para que se seque, ya que la secadora podría estirarla o encogerla.
  • Espere a que la funda esté completamente seca antes de volver a colocarla sobre el colchón.

 

Cubiertas adicionales

Se puede adquirir una gran variedad de fundas de colchón en función de sus necesidades, como textura, resistencia a la humedad, elasticidad, propiedades antialérgicas, etc. La mayoría se pueden lavar a máquina.

  • Empieza siempre por leer la etiqueta. Comprueba si tu funda se puede lavar a máquina. Si no puede, llévala a la tintorería.
  • Utiliza un detergente suave y el ciclo "suave" o "delicado" a unos 30 °C, sobre todo si tu funda es impermeable.
  • Para cubiertas especialmente sucias, utilice un detergente antibacteriano.
  • Evite planchar.
  • Sustitúyalo al cabo de uno o dos años, o antes si aparecen signos visibles de deterioro.

 

 

Para más consejos sobre el cuidado de sus prendas y sábanas favoritas, visite nuestra sección especial sobre tejidos.

Suave y dulce

Cuándo, por qué y cómo utilizar suavizante

¿Alguna vez has salido de la ducha y has cogido una toalla limpia para darte cuenta de que está dura y rasposa? A no ser que esa toalla sirva también como herramienta exfoliante, quizá debas considerar añadir un poco de suavizante a tu próximo ciclo de lavado. La causa más probable de que la ropa esté áspera y seca es el agua con un alto contenido en minerales, también conocida como "agua dura". Como su nombre indica, el agua dura tiende a endurecer los tejidos. Pero no tema: ¡el suavizante al rescate! Para saber más sobre este poderoso aliado de la colada, sigue leyendo.

 

¿Qué es el suavizante?

El suavizante es un producto de lavandería cuya finalidad es mejorar el aspecto, el tacto y el olor de las prendas que se lavan a máquina. Para ello, deposita una fina capa de agentes suavizantes sobre las fibras del tejido durante el proceso de lavado, suavizando las fibras y reduciendo la fricción generada por el ciclo de lavado. La ropa sale de la lavadora más suave al tacto, menos propensa a la electricidad estática, más fácil de planchar, mejor protegida del desgaste y, además, con un dulce aroma.

 

¿Qué tipo de suavizante debo comprar?

Aunque los suavizantes existen en forma líquida, en hojas para secadora y en bolas para secadora, la forma líquida es, con diferencia, la más común. El suavizante líquido se presenta en un arco iris de colores y un sinfín de fragancias, desde las más exóticas hasta las más discretas. Tanto si tu elección se basa en el aroma, los ingredientes o el precio, asegúrate de consultar la etiqueta para decidirte.

 

¿Cómo debo utilizar el suavizante líquido?

El suavizante líquido suele añadirse (aunque no siempre) al mismo tiempo que el detergente. El lugar donde se añada dependerá del tipo de lavadora que tenga.

  • Carga superior o carga frontal: utilice el tapón de la botella de suavizante para medir la cantidad de líquido recomendada. Viértalo en la bandeja, ranura o columna del dispensador. Si hay varias zonas designadas para el detergente y/o el suavizante, asegúrese de elegir la zona marcada con el símbolo de una flor de seis pétalos.
  • Sin dosificador: si utiliza un dosificador comprado en la tienda, como una bola, llene el dosificador hasta la marca indicada y colóquelo en la lavadora justo antes de iniciar el ciclo de lavado. La bola se abrirá en el momento justo, liberando el suavizante. Podrá recuperar la bola con seguridad una vez finalizado el ciclo completo. Si no dispone de bola, puede seguir añadiendo suavizante manualmente al inicio del ciclo de aclarado, teniendo cuidado de verterlo en el agua y no directamente sobre la ropa, ya que podría mancharla.

 

¿Y las hojas y bolas para secadora?

Las sábanas y las bolas para secadora se utilizan exclusivamente en secadoras. Las hojas son similares al suavizante líquido, ya que contienen sustancias que cubren la superficie de la tela, reduciendo la estática y la fricción, mientras que las bolas de secado no contienen sustancias, pero crean un efecto esponjoso en virtud de chocar repetidamente con las telas mientras se secan en la secadora.

 

Advertencia

El suavizante no debe utilizarse en determinados tipos de ropa, ya sea porque el recubrimiento es perjudicial para el tejido o porque reduce determinadas propiedades protectoras, en particular la resistencia a las llamas. Evite utilizar suavizante (que no sean bolas para secadora) en lo siguiente:

  • Lana
  • Microfibra
  • Pijamas para niños
  • Ropa impermeable
  • Bañadores y ropa deportiva con elastano

 

Para más consejos sobre el cuidado de su ropa y sábanas favoritas, visite nuestra sección especial sobre tejidos.

Oh là là

Dale a tu lencería el cariño que se merece.

Probablemente estará de acuerdo en que, cuando se trata de ropa, la lencería ocupa un lugar especial. A lo largo de la historia, la lencería y la ropa interior han desempeñado diversas funciones, desde las más utilitarias, como el "sujetador" de estrofa preferido por los grecorromanos, hasta las más románticas, como los picardías de encaje que hizo famosos Marilyn Monroe. Hoy en día, la lencería se ha convertido en un auténtico artículo de moda, con colecciones de temporada que ofrecen texturas, formas, estilos y colores siempre cambiantes. Pero a pesar de sus múltiples facetas, la lencería siempre merece el máximo cuidado y atención, sobre todo cuando hay que lavarla.

 

Cómo mantener tu lencería bonita:

 

  • Lo primero es lo primero. Empieza siempre por leer la etiqueta de tu ropa interior. Puede contener instrucciones específicas a tener en cuenta.

 

  • Localiza las manchas. Inspecciona tu lencería en busca de manchas y, si es necesario, aplica un quitamanchas adecuado.

 

  • ¿A mano o a máquina? Los materiales delicados como el encaje, así como los abalorios, las plumas y otros adornos, es mejor lavarlos a mano. Consulte la etiqueta para estar seguro. En todos los casos, el agua fría es la temperatura más adecuada, ya que reduce el riesgo de transferencia de color y encogimiento, garantizando que tu lencería luzca mejor durante más tiempo.
    • Si se hace a mano: En un fregadero o lavabo, llénalo de agua y utiliza un detergente adecuado para prendas delicadas o lencería. Deja las prendas en remojo durante unos 30 minutos, luego frótalas suavemente y acláralas con agua dulce hasta que no queden restos de jabón. Exprime el agua sobrante sin tirar de ella. Puede utilizar una toalla para absorber la humedad adicional.
    • Si es a máquina: Cierra las cremalleras y los corchetes de los sujetadores antes de lavarlos para evitar que se estiren, se enganchen o se rompan. Para mayor protección, utilice una bolsa de malla. Elige el ciclo delicado y centrifugado bajo.

 

  • Opta por el aire fresco. La secadora no es aconsejable, ya que el calor podría dañar gravemente tu frágil lencería. En su lugar, cuélgala para que se seque o colócala plana en un tendedero.

 

  • Doma las arrugas. Si tu lencería tiene arrugas, una plancha fría aplicada al reverso de la prenda puede ser adecuada dependiendo de la etiqueta de la prenda. Si no, la vaporización suele ser eficaz y suave. Prueba con un vaporizador o cuelga la lencería en el baño mientras te duchas.

 

 

¡Eh! ¿Y los chicos?

Estos consejos se aplican a TODA la ropa interior delicada, ¡incluida la masculina! Así que, caballeros, si queréis que vuestros calzoncillos de seda sigan luciendo en todo su esplendor, no tenéis más que seguir estas instrucciones.

 

Para más consejos sobre el cuidado de su ropa y sábanas favoritas, visite nuestra sección especial sobre tejidos.

Vestirse para el éxito

Mantén tu atuendo de negocios impecable con estos sencillos consejos

Aunque el lugar de trabajo actual sea más multinacional, polifacético y multimodal que nunca, una cosa sigue siendo la misma: la ropa hace al hombre... ¡y a la mujer! Los estudios han demostrado que una apariencia pulcra y profesional ofrece una amplia gama de beneficios: aumenta la credibilidad e inspira la confianza de clientes y colegas por igual, al tiempo que refuerza la seguridad en uno mismo y fomenta la proactividad. En otras palabras, mantener un atuendo impecable y limpio puede acercarte un paso más a la consecución de tus objetivos profesionales.

Trajes de limpieza, trajes pantalón y trajes falda:

 

  • Empiece por la etiqueta. Muchos trajes requieren limpieza profesional en seco, en cuyo caso debes evitar el lavado a máquina para proteger tu traje de cualquier posible daño.
  • Elija el programa adecuado. Si la etiqueta de su traje indica que se puede lavar a máquina, asegúrese de elegir el programa y la temperatura adecuados. A menos que la etiqueta indique lo contrario, la mejor opción es sin duda el ciclo delicado, con la temperatura ajustada en frío.
  • Prepara tu prenda. Dale la vuelta al traje y mételo en una bolsa de malla. Así lo protegerás mientras gira en la lavadora.
  • Séquelo al aire. La secadora no es adecuada para los trajes. En su lugar, coloque la prenda en una percha resistente y déjela secar al aire.
  • Cuídalo. Con un cuidado y una atención constantes, puede evitar lavar en exceso su traje y prolongar así su vida útil. Asegúrese de inspeccionar periódicamente el traje en busca de pelusas, polvo u otros residuos, que podrá eliminar fácilmente con un cepillo para trajes. Compruebe también si hay manchas y elimínelas con un paño húmedo y detergente suave, dejando secar el traje en una percha.
  • Cuélgala bien. Evita los colgadores de alambre: tu ropa se merece algo mejor. En su lugar, utilice un colgador de trajes de madera resistente y de alta calidad, que le ayudará a mantener su traje en forma a la vez que absorbe la humedad. No olvide colocar el traje en una funda de tela antes de colgarlo en el armario. Esto protegerá su prenda a la vez que permitirá el flujo de aire necesario para que "respire".

Limpieza de blusas y camisas de vestir:

 

  • Consulta la etiqueta. Algunas blusas y camisas de vestir sólo se pueden limpiar en seco. Otras requieren temperaturas frías, así que asegúrate de leer los detalles indicados en la etiqueta.
  • Prepare su camisa de vestir. Desabróchese la blusa o camisa y quítese los gemelos, tirantes de cuello u otros accesorios.
  • Comprueba las manchas. Inspeccione su blusa o camisa en busca de manchas, y pretrátelas si es necesario con un quitamanchas o una pequeña cantidad de detergente.
  • Manéjela con cuidado. Si su blusa o camisa se puede lavar a máquina, elija el ciclo y la temperatura según el tipo de tejido y el grado de suciedad de la prenda. Por regla general, los tejidos más finos y ligeros deben lavarse en un programa delicado, mientras que los más gruesos pueden lavarse en un programa normal y a temperaturas más altas. Si le preocupa que se destiñan los colores, lave prendas de colores similares juntas o utilice un protector de color.
  • Seca, pero no del todo. En cuanto termine el ciclo de lavado, cuelgue la prenda húmeda en una percha de calidad y deje que se seque hasta que se haya evaporado la mayor parte de la humedad, pero no toda. Planchar la blusa o camisa cuando aún está ligeramente húmeda facilitará el proceso.

¿Y las corbatas y bufandas?

En general, la limpieza de corbatas y pañuelos debe dejarse en manos de profesionales. No obstante, compruebe siempre la etiqueta para estar seguro. El lavado a mano puede ser una opción, en cuyo caso un detergente suave y el secado al aire es la mejor manera de mantener sus corbatas y pañuelos en perfectas condiciones.

 

Para más consejos sobre el cuidado de su ropa y sábanas favoritas, visite nuestra sección especial sobre tejidos.

Cuidado del capullo

Sigue estos prácticos consejos para mantener tu cama suave y encantadora como un sueño

Tras el ajetreo de los últimos meses, y con los objetivos y las presiones del 2024 haciéndose ya sentir, puede que estés fantaseando con retirarte a tu cama a echar una larga siesta invernal. Si es así, estás de suerte: los primeros meses del año suelen coincidir con las rebajas de ropa blanca, lo que significa que ahora es el momento de prestar a tu ropa de cama una atención muy merecida. Sigue estos sencillos consejos para convertir tu dormitorio en un refugio de descanso limpio y de dulce aroma.

 

Sábanas y fundas de almohada:

  • Comprueba la etiqueta. La mayoría de las sábanas se pueden lavar a máquina, pero comprueba la etiqueta de todos modos. Algunos tejidos delicados se lavan mejor en seco o a mano, y siempre es mejor prevenir que curar.
  • Elige el programa adecuado. Si sus sábanas se pueden lavar a máquina, lávelas en agua caliente, templada o fría según las indicaciones de la etiqueta, teniendo en cuenta que las temperaturas más altas son más eficaces para eliminar los gérmenes y los ácaros del polvo. Algunos modelos de lavadora tienen un programa específico para "ropa de cama"; de lo contrario, el programa "normal" suele ser adecuado para las sábanas. Si lavas tejidos delicados como la seda, elige el programa "delicado".
  • Añada detergente y suavizante. Cualquier detergente suave es adecuado para lavar las sábanas. Para mayor suavidad, sobre todo si tienes agua dura, no olvides añadir suavizante.
  • Secar completamente. Las sábanas deben secarse completamente antes de usarlas o guardarlas. Séquelas en secadora a baja temperatura hasta alcanzar el grado de secado óptimo. Alternativamente, si su casa está equipada con un tendedero exterior, y el tiempo es agradable, ¿por qué no secar sus sábanas (y toallas) al aire libre? Olerán muy bien, y tu presupuesto también se beneficiará.
  • Las sábanas y fundas de almohada deben limpiarse cada una o dos semanas, dependiendo de la estación del año y de si padece o no alergias.

 

Los pasos anteriores garantizarán que sus sábanas se mantengan en óptimas condiciones. Pero, ¿qué ocurre con los artículos de cama más delicados, como las almohadas y los edredones? También hay que cuidarlos. Sigue leyendo para saber cómo.

 

Almohadas y edredones:

  • Comprueba la etiqueta. Algunas almohadas y edredones pueden lavarse a máquina (siempre que la máquina sea lo bastante grande), pero otros no. Como las grandes dimensiones de los edredones dificultan el lavado a máquina, lo más sensato es lavarlos en seco.
  • Con cuidado. Si opta por el lavado a máquina, elija el ciclo delicado y un detergente suave.
  • Séquelas bien. No querrás que tu ropa de cama huela a moho, así que asegúrate de que las almohadas y los edredones estén secos al 100% antes de guardarlos o utilizarlos. Sécalos en la secadora a baja temperatura (con una pelota de tenis o dos para que queden lo más esponjosos posible) o cuélgalos en el exterior para que se sequen al aire libre.
  • Repita la operación (pero no con demasiada frecuencia). Un lavado excesivo puede dañar las almohadas y los edredones, así que lávelos con moderación. Las almohadas sólo deben lavarse una o dos veces al año; los edredones suelen estar protegidos por una funda, por lo que sólo hay que lavarlos una vez cada varios años.

 

Para más consejos sobre el cuidado de su ropa y sábanas favoritas, visite nuestra sección especial sobre tejidos.

Baby, it's cold outside

¿Cómo mantener en buen estado los abrigos y chaquetas de invierno?

Cuando los días empiezan a acortarse y ese frío en el aire se hace más persistente, significa que ha llegado el momento de sacar del armario nuestros abrigos y chaquetas para el frío y ponerlos de nuevo en activo. Desgraciadamente, si no guardamos bien nuestra ropa exterior la temporada pasada, lo más probable es que no esté en las mejores condiciones. Pero no temas: con un poco de cuidado, tus abrigos y chaquetas estarán como nuevos.

Preparar la ropa exterior para su uso inmediato:

  • Examínalo. Su abrigo o chaqueta puede parecer limpio, pero las apariencias engañan. Puede haber manchas pequeñas o de color claro que hayan pasado desapercibidas, y si no limpiaste la prenda antes de guardarla, puede tener un desagradable olor a humedad.
  • Trátala. Si su prenda se puede lavar a máquina, asegúrese de tratar previamente cualquier mancha que detecte. Hay una gran variedad de quitamanchas disponibles; sólo recuerda ser delicado al tratar las manchas.
  • Límpiala. Consulte la etiqueta de su prenda y siga las instrucciones de limpieza indicadas. Si tu abrigo o chaqueta puede lavarse a máquina, asegúrate de utilizar el programa adecuado y la cantidad correcta de jabón (añadir más jabón no hará que la prenda quede más limpia).
  • Sécalo. Aunque su abrigo o chaqueta pueda lavarse a máquina, evite el riesgo de la secadora y cuélguelo para que se seque. Tu prenda (y tu presupuesto) saldrán ganando.

Una vez que hayas seguido estos pasos, estarás listo para disfrutar al máximo de tu ropa de invierno caliente (y limpia). Acuérdate de mantener tu prenda en perfecto estado durante los meses más fríos comprobando periódicamente que no tenga manchas, eliminando cualquier pelusa o resto de suciedad con un rodillo para pelusas o un paño húmedo y, si es necesario, dándole una limpieza completa. Una vez que vuelvan los días más cálidos, sólo tiene que seguir las pautas que se indican a continuación para garantizar un almacenamiento óptimo de la prenda hasta que vuelva a necesitarla.

Guarda tus abrigos y chaquetas cuando haga calor:

  • Limpiar y volver a secar. Siga los pasos mencionados para asegurarse de que sus abrigos y chaquetas están en el mejor estado posible antes de guardarlos. Procure no guardar las prendas hasta que estén completamente secas.
  • Utilice protección de tela en lugar de plástico. Sus abrigos y chaquetas necesitarán "respirar" durante el tiempo que estén guardados. Las bolsas de tela permiten que circule el aire y son preferibles a las de plástico.
  • Elija la posición de almacenamiento adecuada. Ten en cuenta que algunos abrigos se guardan mejor colgados, mientras que otros es mejor doblarlos para que conserven su atractiva forma (las chaquetas de piel, por ejemplo).

 

Para más consejos sobre cómo cuidar sus prendas favoritas, visite nuestra sección de tejidos especiales .

Enviar a un amigo